8 de marzo: Mujeres se toman la Alameda

El recién pasado sábado 8 de marzo, se desarrolló una nueva conmemoración del Día internacional de la Mujer, las que se congregaron en la tradicional marcha que recorrió la Alameda De Santiago desde la Plaza Baquedano hasta Los Héroes. Según estimaciones a la marcha asistieron unas 15000 mujeres, en la cual se realizaron distintas actividades culturales

Una gran cantidad de niñas, adolescentes y mujeres se congregaron en el punto de inicio para comenzar la caminata en dirección al poniente, sin registrarse mayores inconvenientes.

Algunas asistentes señalaron que “vinimos porque estamos en un momento que se evidencia que los derechos que hemos ganado como mujeres se pueden perder fácilmente, por lo que se ha visto en Estados Unidos y otros países como Argentina. Entonces, más que nunca había que hacer una declaración de tomar el espacio público y salir a la calle como mujeres”.

Nuestra Presidenta, Ana Lamas Aguirre, marchó en representación de la Confederación del Trabajadores del CobreCTC-, quien se unió a miles de trabajadoras convocadas por la Central Unitaria de Trabajadores, -CUT-, quienes encabezaron junto a Karen Palma Tapia, la consigna “Todas Somos Trabajadoras”.

La presidenta de la CTC saludó la actividad: “Queremos entregar un saludo a las Mujeres del mundo y en especial a las Mujeres de la minería que en este 8M estamos acá presentes para poder seguir avanzando en derechos y beneficios, y agradecer a tantas mujeres que antes que nosotros lucharon. Sin nuestro trabajo no es posible que se sostenga ni se desarrolle la economía. ¡Arriba las que luchan y no se rinden jamás!”.

La historia de Lucha

La idea de un día internacional de la mujer surgió al final del siglo XIX, que fue, en el mundo industrializado, un período de expansión y turbulencia, crecimiento fulgurante de la población e ideologías radicales.

En 1911, como consecuencia de la decisión adoptada en Copenhague el año anterior, el Día Internacional de la Mujer se celebró por primera vez (el 19 de marzo) en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, con mítines a los que asistieron más de un millón de personas, que exigieron para las mujeres el derecho de voto y de ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.

Menos de una semana después, el 25 de marzo, más de 140 jóvenes trabajadoras, la mayoría inmigrantes italianas y judías, murieron en el trágico incendio de la fábrica Triangle en la ciudad de Nueva York.

Este suceso tuvo grandes repercusiones en la legislación laboral de los Estados Unidos, y en las celebraciones posteriores del Día Internacional de la Mujer se hizo referencia a las condiciones laborales que condujeron al desastre.

Años 1913 y 1914  –  En el marco de los movimientos en pro de la paz que surgieron en vísperas de la primera guerra mundial, las mujeres rusas celebraron su primer Día Internacional de la Mujer el último domingo de febrero de 1913. En el resto de Europa, las mujeres celebraron mítines en torno al 8 de marzo del año siguiente para protestar por la guerra o para solidarizarse con las demás mujeres.

Desde esos primeros años, el Día Internacional de la Mujer ha adquirido una nueva dimensión mundial para las mujeres de los países desarrollados y en desarrollo.

El creciente movimiento internacional de la mujer, reforzado por las Naciones Unidas mediante cuatro conferencias mundiales sobre la mujer, ha contribuido a que la conmemoración sea un punto de convergencia de las actividades coordinadas en favor de los derechos de la mujer y su participación en la vida política y económica.

El Día Internacional de la Mujer es cada vez más una ocasión para reflexionar sobre los avances conseguidos, exigir cambios y celebrar los actos de valor y decisión de mujeres comunes que han desempeñado una función extraordinaria en la historia de los derechos de la mujer.

La situación de la mujer en Chile

También en nuestro país las mujeres se incorporaron a los movimientos emancipatorios a través de la organización de sindicatos, por ejemplo, los “Centros femeninos anticlericales Belén de Sárraga”, Clubes de Lectura o los sindicatos, entre ellos el de costureras que dio origen a uno de los primeros periódicos feministas (La Palanca, 1908). De esta manera, tanto entre las obreras (como Esther Díaz de Valdésdel sindicato de costureras) como entre las mujeres de elite (como Amalia Errázuriz de Subercaseauxfundadora de la Liga de Damas Chilenas), el derecho al sufragio y otras reivindicaciones de carácter feminista comenzaron a cobrar fuerza y a desarrollarse hasta alcanzar uno de sus principales demandas, el derecho a voto (1935-1949). Este logro y otros que se han alcanzado desde entonces, convirtió a este movimiento en lo que muchas teóricas e historiadoras han calificado como el movimiento social más exitoso de los tiempos modernos. El movimiento protagonizado por la mitad de los seres humanos, quienes desde posiciones muy desmedradas, sin educación, sin libertad, sin autonomía, sin medios ni recursos, desde la reclusión muchas veces forzada a sus hogares, han terminado por incorporarse a la vida pública, pero sobre todo, han transformado profundamente nuestra forma de ser en el mundo familiar, económico y social.

Los pasos para alcanzar este objetivo, todavía en desarrollo han sido simples pero muy difíciles de alcanzar por nuestras ancestras.

El primero de ellos y el fundamental por el que luchaban muchas de las primeras feministas, fue la educación. El 6 de febrero de 1877 después de años de cartas, publicaciones y demandas de parte de muchas mujeres que hubieran querido estudiar, se promulgó el llamado Decreto Amunátegui, (por Miguel Luis Amunátegui Solar, Ministro de Educación) en el que se permitía que las mujeres rindieran exámenes válidos para incorporarse a los estudios superiores.

Actualmente, según los últimos registros del Instituto Nacional de Estadísticas, las mujeres tienen una participación del empleo del 51.8%, pero, se mantiene una amplia brecha de género en el ingreso mediano mensual de personas ocupadas, quedando las mujeres por debajo de los hombres en aun -16.7%, dedicando en trabajos remunerados 10:58 horas frente a los hombres que realizan 9:49 horas. En el trabajo no remunerado, las mujeres 4:57 horas al dia, mientras que los hombres solo dedican 2:52 horas. Estas cifras, muestran de que la brecha entre hombres y mujeres aún es amplia, y que las voluntades políticas junto a la iniciativa sindical, son absolutamente necesarias para lograr la equidad de género para todos y todas las trabajadoras.

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